domingo, 31 de julio de 2011
Sin reglas
Sé que a lo mejor me voy a meter en camisas de once varas y no voy a ser muy políticamente correcto, que es lo que se lleva ahora, pero me gustaría hablaros de una noticia de estos últimos días que me ha impactado sobremanera. Titular:
"Mata a tiros a tres vecinos en Palomares y se entrega ensangrentado a la Guardia Civil".
Por lo que se ve, el hombre había sido robado por esta familia gitana y cuando se lo recriminó le propinaron una paliza. Les denunció y la familia fue a su casa para que la quitara. Al negarse le volvieron a dar otra paliza que casi le arrancaron la nariz de un mordisco. Acto seguido, el hombre cogió una escopeta y se los cargó.
El asesinato nunca es aceptable. Es lo más horrendo que existe. No puedo aceptar lo que hizo este hombre, pero lo entiendo. Entiendo que en un momento de rabia, de impotencia por las palizas que le dieron, por el poco caso que le hicieron las autoridades, y harto de que le pisaran, decidiera tomarse la justicia por su mano. Y es que así viven los gitanos. Como hace cientos de años, como en el Oeste. Sin reglas. Tomando lo que les interesa de la sociedad pero sin aportar nada bueno a ella. Que quede claro que hablo en general, por supuesto que hay muchos gitanos decentes y buena gente, pero reconozcamos que la inmensa mayoría no son así. Todos les tenemos miedo, incluídas las autoridades que se supone que nos protegen. Y ante esta indefensión, ¿que podemos esperar el pueblo? Que levante la mano quien no haya sufrido alguna vez un percance, una amenaza, un robo o conflicto con gitanos... Al trabajar en lo social, me di cuenta de que la única esperanza son los niños, que reciban una educación y aprendan a respetar e integrarse en la sociedad. Pero eso es bastante complicado a día de hoy, ya que sus propias familias no desean eso y solo buscan la picaresca y la extorsión.
Ahora el clan gitano clama venganza y amenaza a la familia del hombre para que se marchen o lo pasarán mal. Ellos amenazan hasta delante de la televisión y nadie mueve un dedo, todos seguimos a lo nuestro, porque estamos acostumbrados a verlo y somos conscientes de lo normal que esa situación. Y yo me pregunto: ¿Hasta cuando?
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